(tomé esta frase de Andrés Calamaro prestada y las palabras salieron todas juntas...)
Cuanto falta para llegar a cualquier lugar, lugar cualquiera de la tranquilidad y los sentimientos nuevos.
Lugar donde descansar de esta travesía sombría e hiriente. Lugar donde respirar, profundamente sintiendo un poco menos de dolor en el cuerpo y en el alma...
Lugar donde los proyectos no mueren, pero si se transforman,
donde las ilusiones se renuevan y las tristezas se disipan...
donde las lágrimas ya no duelen, aunque permanezcan las marcas, cicatrices sabias de la vida...
Donde volver a confiar, si es que aún es posible la confianza, donde volver a creer...
Cuanto falta cuando el tiempo no es el mismo, cuando el tiempo se petrifica y las horas no pasan, aún cuando pasan los meses y los días...
Cuanto falta para que el miedo sea simplemente el temor de antes... Que extraño es extrañar los dolores antiguos, dolores que ahora ya casi no duelen... porque el dolor también se aprende...
Cuanto más falta vivir para aprender al menos un poco más de todo esto, encontrando sentido a lo cotidiano, a esas pequeñas sonrisas que aún no vuelven...
Cuanto falta para llegar, no se dónde, pero llegar, como cuando uno arriba a un lugar desconocido con la ilusión de los propios y nuevos descubrimientos...
Cuanto falta para llegar a cualquier lugar, lugar cualquiera donde continuar...
12/01/07
domingo, 8 de abril de 2007
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