sábado, 15 de noviembre de 2008

Aprendiendo de la infancia XIV

Los recuerdos de juego de abuelos inmigrantes que recopila Víctor Pavía rescatan “historias de vida diminutas, como fotografías habladas”, que hablan a la vez de una amplia realidad...



DE SU MANO EL JUEGO

El momento inolvidable de mi infancia empezaba a las dos de la tarde, cuando mi abuelo nos reunía para ir a juntar leña al cerro. En hilera, como patitos detrás de la pata, subíamos. Al llegar, lo urgente sería juntar la leña y apilarla en montones, luego comenzaría el ritual. Primero se limpiaba el lugar de juego. El abuelo tomaba un puñado de ramas y comenzaba a barrer el suelo hasta que la tierra quedaba límpida, entonces el juego llegaría de su mano. Con su experiencia elegía las mejores piedras para la payana. Nos dividía y le repartía piedritas a cada grupo.

Después de la payana llegaba la ronda. Nos tomábamos de la mano y el juego comenzaba cuando el abuelo se ubicaba en el centro y su cantar en mapuche nos invitaba a girar. El canto y el baile se hacían presentes, mientras la risa se mezclaba con la ronda. El abuelo parecía un niño más. Sin embargo, había días que llevaba la tristeza en sus ojos y el cantún se hacía eco en el cerro. Entonces comprendíamos que era necesario dejarlo solo.

Cuando llegaba el momento de bajar, recogíamos la leña apilada y la poníamos al hombro. Al descender alguno se subía a caballito del abuelo y otro bajaba dando vueltas carneros. Si la imaginación nos daba otro empujón se nos ocurrían nuevas formas de bajar.

Y antes que la noche se metiera en nuestra piel llegábamos a casa, listos para la cena.

Rosalía Ñancupe de Puel nació en Cajón del Manzano, zona de precordillera en el centro oeste de la provincia argentina del Neuquén. Creció en la comunidad mapuche Millaín-Morales. La comunidad vivía de la cría de animales y el tejido artesanal. Rosalía permaneció en Cajón del Manzano hasta la muerte de su padre, momento en que junto con su madre y un hermano mayor, emigraron a Cipolletti, ciudad ubicada en la región del Alto Valle del río Negro y Neuquén, en la provincia de Río Negro, en la república Argentina. Allí se casó y tuvo siete hijos. Actualmente, con setenta y dos años, trabaja como profesora de telar

De voces y escenarios- Educared

4 comentarios:

JuanMa dijo...

Yo también recuerdo bajar laderas rodando...
(Y ya casi cuento como abuelo :P).

Besos a montones.

Fer dijo...

acá sí que me hiciste reir JuanMa, que te falta para abuelo todavía!!! jaja besotes

angélica beatriz dijo...

Mi niña linda, no se pueden dejar comentarios en la otra entrada, la más reciente, pero quiero decirte que estoy a tu lado, siempre.

Gracias por estar siempre aquí.

Mil besitos mi Fer hermosa.

Fer dijo...

Gracias por volver a comentar Angélica, y gracias por estar siempre. Saludos y muchos besos!