viernes, 3 de octubre de 2008

Aprendiendo de la infancia XIII

foto de Marcelo Valle


Niños

Nada, dicen, es tan hermoso como los años de infancia. El tiempo cambia y dulcifica los recuerdos. Los años quitan aristas en las personas y en los hechos. Rememoro cada vez más con mayor nostalgia, los años en el pueblo, los días de sol, los juegos en la plaza, las carreras con el aro que mi padre nos hacía, las horas de las siestas de verano, jugando con mis hermanos y con mis amigos, los días de escuela, aquel olor a tiza y a sudor infantil. Las persecuciones detrás de las niñas. Los primeros cigarrillos de anís del Tío Pavana.

Huyo muchas veces hacia aquellos años en los que, ignorante de muchas cosas, era tan feliz. Posiblemente porque con la edad las cosas duelen más, se siente uno más indefenso ante la brutalidad de un mundo que no nos resignamos a aceptar.

Mi nieto tiene dos meses y medio. Lo miro reír y moverse, lloriquear sin lágrimas. No sé qué mundo tendrá. No sé el futuro que le estamos preparando. Ojalá un día tenga la posibilidad de recurrir a su infancia para huir de la dureza de la realidad. Cada mañana, al ir a coger el autobús, encuentro a niños con los ojos cargados de sueño camino del colegio. Los veo sentaditos en la parada, supongo que pensando en sus cosas, cercanos a su madre o a su hermana mayor (es curioso la cantidad de niños pequeñitos a los que acompaña una niñita, seria y formal ) y la forma en que se arriman, se protegen en ella de la crueldad del día.

Leo, aterrorizado, que han desarticulado una red de pedófilos y escucho a uno de los responsables de la investigación decir, horrorizado, que la capacidad del ser humano para la maldad es inimaginable. Y pienso en esos niños a los que se les ha asesinado toda su infancia. Pienso en la angustia de tantos niños que jamás comprenderán de qué forma tan brutal se les ha roto una vida que tenía que estar basada en la felicidad y en la risa.No alcanzo a entender cómo se puede hacer daño a un niño, cómo se puede gozar con el sufrimiento de un ser indefenso y puro. Si hay algo que nunca tendrá perdón es este tipo de dolor. Miro a los niños en el autobús, veo sus caritas cansadas ya tan de mañana y me siento incapaz de perdonar a quien es capaz de romper sus almas.
Rodolfo Serrano (texto de su blog http://rodolfoserrano.blogspot.com/ )

foto de Marthax

Hola confianza ;)

Con el miedo propio de una confianza recién estrenada
Con los ojos grandes de sorprenderse a sí misma
Es eso…
Sorpresa, expectativas, no se sabe bien…
Extraña sensación sin palabras

(y no es precisamente la de ayer)


Fer

jueves, 2 de octubre de 2008

Muy jueves

Y yo me pregunto a que se debe ahora
esta sensación extraña...